Protección Radiológica

Todos los seres vivos en la Tierra estamos expuestos a la radiación ionizante de forma natural, procedente bien de la radiación terrestre (radionucleidos naturales presentes en todos los componentes del medio ambiente acuático y terrestre) o de la radiación cósmica. 

Adicionalmente, las personas también estamos expuestas a radiación antropogénica, es decir, originada por el hombre. Entre las principales fuentes de radiación anropogénica se encuentran los ensayos realizados en el pasado de bombas nucleares, las actividades que aumentan la exposición a radiación natural como puede ser minería, los materiales nucleares utilizados con fines militares, los residuos radioactivos generados en instalaciones nucleares y ciertas actividades ocupacionales (trabajadores de la industria nuclear o miembros de tripulaciones aéreas).
En los países desarrollados, la mayor causa de exposición a radiación son las aplicaciones médicas (radiología diagnostica, radioterapia, medicina nuclear y radiología intervencionista).

Desde su descubrimiento, la radiación ionizante ha mostrado tener diversas aplicaciones beneficiosas para el hombre, pero también puede producir efectos dañinos tanto en la salud de las personas como en el medio ambiente. Para poder proteger al hombre de los posibles efectos nocivos de la radiación ionizante, es imprescindible conocer tan en detalle como sea posible los efectos producidos por ésta, sus características y los factores físicos, químicos y biológicos que puede producir la radiación ionizante, con especial énfasis en aquellos efectos que se producen tras exposición a dosis bajas. De esto se encarga la protección radiológica. 

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